Una de las carencias más notables en la gestión económica de los negocios que emprenden los autónomos y las pequeñas y medianas empresas es cómo administran financieramente sus recursos, generalmente suelen carecer de un responsable financiero capaz de organizar el departamento y eso provoca problemas como:
1. La ausencia de un control certero de la caja.
Al no existir una persona que controle la tesorería, en muchas ocasiones las empresas confunden el dinero que tienen disponible en ese momento con el dinero total con el que cuentan para hacer frente a gastos.
Esto provoca una mala gestión del efectivo dándose casos en los que se compran cosas, se gasta en acciones superficiales o se extrae dinero del negocio para asuntos personales, sin considerar que posteriormente habrá que pagar a los proveedores, vendrán las facturas de gastos fijos y otros insumos, así como que habrá que hacer frente al pago de los respectivos impuestos trimestrales o anticipos de impuestos anuales.
Esta operativa consistente en sacar dinero de la caja sin tener en cuenta una previsión de gastos futuros o impuestos pendientes de pago, puede fácilmente quebrantar la estructura financiera de la empresa y hacerle un grave daño a la empresa, hasta el punto de ponerla incluso en situación de gravedad financiera o concurso de acreedores, al no tener recursos líquidos suficientes para afrontar los vencimientos de pago de sus gastos, deudas o impuestos.
Todo esto se puede solucionar con una adecuada consultoría financiera, por parte de una empresa especializada, que entre sus ventajas implica tomar medidas en aras de ser previsor con este tipo de problemas, y, a su vez, cuando ya se tienen estas problemáticas, poner remedio a las mismas. Por ejemplo, haciendo una re-ordenación de las deudas y trabajando en la consecución de un balance financiero más saneado, renegociando con acreedores y entidades, así como buscando fuentes de financiación con vencimientos más a largo plazo y con costes razonables.
2. Balance saneado, deuda controlada y riesgos equilibrados para una empresa tranquila.
No solo la gestión de la caja es fundamental, cuando una empresa va bien es fácil cometer errores por asumir demasiados riesgos tomando decisiones que comprometen el futuro de una empresa, algunas de estas malas decisiones suelen ser el sobre endeudamiento basado en los resultados de un buen ejercicio contable, en lugar de ser más prudente y esperar a cosechar varios ejercicios consecutivos de beneficios y reservas, para ir bien una empresa sería conveniente que con EBITDA de un ejercicio pudiera ser capaz de devolver la totalidad de sus deudas, por ejemplo. Sin embargo, es habitual ver empresas bastante apalancadas con deuda a largo plazo y corto plazo. Y además, cuanto más grandes más tienden a hacerlo, ejemplos, Telefónica, Coca-Cola, etc, sin embargo, un autónomo o una pyme no puede permitirse este tipo de operaciones de apalancamiento básicamente porque carecen de opciones de financiación como las grandes y si vienen mal dadas enseguida les cortan el grifo, las ahogan y las abocan al concurso de acreedores. De ahí, que las pymes y pequeños empresarios autónomos tengan que ser capaces de autofinanciarse muchas veces con recursos propios o de endeudarse con sentido. Cuidando los importes que solicitan, controlando las tasas de interés y los vencimientos. Por ello resulta transcendental la importancia de contar con un consultor financiero independiente que pueda ayudar a las empresas a valorar adecuadamente sus necesidades para tomar buenas decisiones.
Finalmente, y no menos importante, es qué hacer con el exceso de capital, ¿contratar un depósito? ¿dejarlo en la cuenta corriente? ¿invertir en bolsa? El «capital allocation» también entraña riesgos, tanto de provocar minusvalías como de disponibilidad. En principio, no es razonable que un exceso de capital que futuriblemente va a ser utilizado por la empresa porque la rentabilidad económica supera a la rentabilidad financiera ofrecida por este tipo de productos ponga en duda o en controversia la capacidad de recuperación del mismo capital principal, de ahí, que lo habitual nuevamente en las pymes y autónomos vuelva a ser la prudencia en la selección de este tipo de inversiones. Cabe recordar, que en prácticamente todas las ocasiones, el devenir del negocio y del futuro profesional-financiero de la persona que emprendió van parejos, por lo que siempre hay que andar con pies de plomo, especialmente con temas de dinero.

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